Una nueva evaluación del "Comunicado sobre el Libro de Mormón" emitido por el Instituto Smithsoniano
Por John L. Sorenson
Provo, Utah: Instituto Maxwell,. P. N / A
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no representan la posición del Instituto Maxwell, la Universidad Brigham Young, o La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
John L. Sorenson
Traducción libre de José Jesús Bobadilla Tobar
Resumen: Los Anti-mormones con frecuencia se refieren a un viejo formulario enviado por carta de parte del Instituto Smithsoniano en respuesta a solicitudes de información sobre el Libro de Mormón. En el presente trabajo, John Sorenson hace notar las graves deficiencias en las declaraciones del Instituto, señalando que los apartados que constituyen la carta se basan en hipótesis sin fundamento de personal no calificado del Smithsoniano el cual solo realiza generalizaciones. También se incluyen en este documento una carta más responsable publicada recientemente por el Instituto Smithsoniano con relación a este asunto.
Declaración del Instituto Smitsoniano sobre la Revisión del Libro de Mormón
Durante muchos años El Instituto Smithsoniano rutinariamente ha contestado preguntas respecto a su punto de vista sobre la relación entre el Libro de Mormón y los estudios científicos de las antiguas civilizaciones de América, las declaraciones señalan que alguien en el Instituto alega contradicciones entre el texto de la Escritura y las opiniones de los científicos acerca de las culturas del Nuevo Mundo.
En 1982 John Sorenson escribió una crítica detallada al artículo del Smithsoniano que fue publicado por FARMS. Se revisó en 1995 e incluyó la recomendación de que El Instituto Smithsoniano modificara totalmente su declaración para ponerla al día científicamente. FARMS de forma oficial más tarde se reunió con un representante del Smithsoniano quien indicó su voluntad de realizar cambios. Más recientemente, los miembros del Congreso han cuestionado al Instituto acerca de la improcedencia de una agencia del gobierno de adoptar una postura con respecto a un libro religioso.
En marzo de 1998, el Director de Comunicaciones del Smithsoniano comenzó a utilizar la siguiente respuesta breve a las consultas sobre el Libro de Mormón:
“ Con relación a la reciente investigación en relación con el Instituto Smithsoniano de la supuesta utilización del Libro de Mormón como una guía científica, misma que se ha recibido en la Oficina de Comunicaciones. El Libro de Mormón es un documento religioso y no una guía científica. El Instituto Smithsoniano nunca lo ha utilizado en la investigación arqueológica y toda la información que usted haya recibido en sentido contrario es incorrecta.
Una nueva evaluación de la "Declaración en relación con el Libro de Mormón" hecha por el Instituto Smithsoniano
(Proyecto de Revisión del 28 de marzo de 1995)
Durante muchos años el Instituto Smithsoniano (SI, por sus siglas en inglés) localizado en Washington, ha recibido preguntas acerca de la exactitud histórica del Libro de Mormón, su supuesto uso en el Instituto para la realización de las actividades científicas, y cuestiones específicas sobre el Libro de Mormón y su relación histórica con la arqueología de América. Durante varias décadas el SI ha respondido a estas investigaciones mediante la distribución de un formulario escrito preparado por su Departamento de Antropología. El contenido de la carta ha cambiado en los detalles de vez en cuando, pero en general la declaración niega que existan pruebas de que la ciencia apoya la imagen de la antigua América que supone la obra a presentar. Esta negación ha sido utilizado por los adversarios de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quienes señalan al Libro de Mormón como históricamente débil, para apoyar su posición de que el volumen es falso. En este trabajo se evalúa la exactitud de la propia declaración del SI a la luz de una visión alternativa de lo que la arqueología ha encontrado.
La necesidad de una declaración del Smithsoniano se deriva del hecho de que durante años algunos misioneros Santos de los Últimos Días y otros entusiastas del Libro de Mormón han hecho afirmaciones de que los arqueólogos del Instituto han utilizado el Libro de Mormón para orientar sus investigaciones arqueológicas sobre el terreno. (En realidad, los arqueólogos del SI casi no realizan prácticamente ninguna investigación de campo.) Como cualquier tipo de folclore, este rumor pasa de persona a persona sin evidencia documental de tal manera que es imposible corregir este falacia, este ingenuo concepto. Es comprensible que los funcionarios del Smithsoniano se sienten frustrados e irritados por el hecho de que para hacer frente a la persistencia de las investigaciones sobre este punto, tienen una y otra vez que contestar tal pregunta. Han creído, de manera razonable que la publicación de una carta podría hacer frente al problema. Sin embargo, el contenido de la carta está cargado de problemas. En aras de la verdad y el avance de los conocimientos (una parte importante de la misión del SI), dicho comunicado público debe de corregir esas fallas. Hasta que lo hagan, esta evaluación puede ayudar a algunas personas para obtener algunos hechos relevantes de forma correcta.
Si una crítica inteligente se debe hacer desde cualquier posición, el crítico debe estar bien preparado en relación con ambos tópicos. La prestación de un juicio sobre si el Libro de Mormón tiene referencia o relación con los resultados del estudio científico de la antigüedad en América no es diferente. Se requiere conocimientos de ambos lados para equilibrar la ecuación. El más erudito arqueólogo que no haya dominado también la cultura y geográfica contenida en el Libro de Mormón no puede sensatamente compararlo con hallazgos arqueológicos (exactamente lo mismo aplica para cualquier l libro que pretenda tener relación con los indios americanos, por ejemplo, la Walarn Olum o el Popol Vuh). Por el contrario, los escritores SUD ignorantes de los detalles necesarios de la ciencia controlada por los arqueólogos tampoco reúnen las condiciones necesarias..
El Libro de Mormón nunca ha sido analizado como un registro que presente informes sobre las culturas antiguas o aspectos similares con la dimensión y con la intensidad que merece, el texto debe ser examinado con todo detalle de lo que dice y no dice acerca de las costumbres, el aumento de las ciudades, la guerra, etc., que atribuye a los pueblos que trata. El único análisis que ha avanzando en esa dirección se publicó en Un Escenario para el Libro de Mormón en la América Antigua, 1, pero el mismo necesariamente es una investigación . Mientras tanto la mayoría de los Santos de los Últimos Días caracterizan a las culturas de los nefitas y otros pueblos tratados en el volumen de manera arbitraria y acríticamente, sobre la base de tradiciones informales en lugar de una buena formación académica. Por tanto, lo que los santos de los últimos días han obtenido del Libro de Mormón con respecto a lo que dice sobre la antigua América es igualmente poco fiable y ello incluye a no pocos estudiosos religiosos. De la misma forma el personal del SI que pretende haber examinado la escritura a la luz de la arqueología lo suficiente como para hacer una declaración al respecto no han investigado este complejo expediente más que superficialmente.
En los estudios de la antigua cultura americana un estudio de historia comparativa no vale la pena a menos que se refiera al lugar adecuado y el momento adecuado. Por ejemplo, si los investigadores deben examinar la cuestión del origen de una determinada forma arquitectónica que se mencione en un documento del centro de México, tienen que comparar y hacer comprobaciones fiables. El mismo principio, hablando con precisión dónde y cuándo el Libro de Mormón se habla es un requisito si se desea ser tomado en serio en un debate de ese volumen en relación con la arqueología.
En las últimas décadas estudiosos SUD han establecido tres importantes hechos sobre el texto del Libro de Mormón que definen la forma en que debe compararse extrínsecamente con la información científica. El primer punto es que los informes que el Libro de Mormón presenta en relación a los acontecimientos en el Nuevo Mundo se limitan a un territorio cuya extensión no es de más de 500 o 600 millas de largo y menos longitud de ancho. 2 Este territorio se caracteriza también como próximo en ambos lados a un istmo que separa los grandes océanos. Esta escala es contraria a lo que muchos los Santos de los Últimos Días y casi todos los críticos del Libro de Mormón han asumido. Por generaciones se ha supuesto que todo el hemisferio occidental fue el escenario para el Libro de Mormón. Pero cuidadosos estudios de cientos de detalles sobre a vinculación del texto con la topografía, las características hidrográficas, el clima, los asentamientos, y las pautas culturales han producido un consenso general de que los pueblos del Libro de Mormón vivían en su totalidad en una fracción comprendida dentro del área de Mesoamérica, es decir, la zona antiguamente ocupada de los pueblos civilizados del sur y el centro norte de Mexico y Centroamérica.
El segundo punto es que los acontecimientos y las culturas de las que informa el libro se limitan casi totalmente a los inicios de la era Preclásica, y hasta alrededor de 300 años dc.
En tercer lugar, se trata de dejar constancia de que los datos expuestos en el libro representan sólo un segmento de la sociedad mesoamericana de un noble "linaje" y este debe ser el marco de referencia. Fue escrito para explicar y justificar los acontecimientos que afectan a los descendientes de un gobernante (Nefi) que vivió en el siglo VI aC, probablemente en el sur de Guatemala. pretende ser una historia de linaje y no la historia de toda una "nación", por no hablar de una completa "cultura" o "civilización". Tampoco nos dice sistemáticamente sobre porciones de Mesoamérica o más allá de aquellos aspectos en que no participaron o que no tuvieron impacto con el destino de su particular línea de descendencia.
También es importante hacer notar, que el Libro de Mormón es por cierto un registro incompleto de la cultura. Su objetivo fundamental es religioso o ideológico; críptico, sólo se ofrece información sobre cuestiones tales como la tecnología, la estructura política, social o estructura, pero únicamente limitada para ese segmento de la población sobre los cuales se habla. Esta brevedad significa que toda lo sustancial con respecto a siglos y territorios se pasan pasen por alto o que sólo se describan con no más de un puñado de palabras para caracterizar los acontecimientos o las culturas en cuestión.
Sobre la base de esta caracterización del Libro de Mormón y de sus pueblos y tierras, podemos ver qué tipo de experto está capacitado para hacer comentarios útiles sobre el Libro de Mormón en cuento se refiere a las conclusiones de los científicos. Nuestros expertos debe ser lo más altamente informados sobre la arqueología, arte, antropología biológica, lingüística, la historia del sur y el centro de Mesoamérica en el período Pre-Clásico tanto como sea posible, con énfasis en los resultados en materia de arqueología social de un texto sagrado esotérico . Al mismo tiempo, nuestros expertos debe estar familiarizados con el contenido cultural del registro del Libro de Mormón, relativo a que un importante cuerpo de literatura secundaria se ha desarrollado por parte de los analistas Santos de los Últimos Días en los últimos años. Huelga decir que pocos, si los hubiere, son los expertos que están cualificados en estos términos.
Ninguno de los pocos arqueólogos del Smithsoniano es incluso un especialista en Mesoamérica, por no hablar de un especialista del periodo pre-clásico. Tampoco hay una pista de cualquier miembro del personal después de haber examinado el Libro de Mormón en una sofisticada manera que garantice una útil comparación con los resultados académicos. Uno se pregunta, entonces, cuales son las fuentes bien informadas dispuestas a ponerse de pie detrás de la declaración del SI en relación con el Libro de Mormón.
Consciente de que las personas han esperando más de la gente del Departamento de Antropología del SI a fin de que allí se reúnan las condiciones para hacer tal evaluación, aquí ofrecemos ayuda provisional de dos maneras. En primer lugar, vamos a discutir las dificultades de la carta del SI en sí, punto por punto. A continuación, ofrecemos un proyecto de una nueva declaración que está en terreno más sólido que el actual panfleto.
Análisis de los primeros nueve puntos de la Declaración del SI
Las Afirmaciones de la uno a la nueve son sencillas. Su sustancia es que el Instituto nunca ha utilizado el Libro de Mormón como guía científica; sus arqueólogos no ven relación directa entre la arqueología del Nuevo Mundo y el tema del libro, y, sí, hay ejemplares del Libro de Mormón en la biblioteca de el Institulo que podrían consultar en caso de que tuvieran el deseo de hacerlo. Todos podríamos esperar que el sentido de las preguntas del público sobre estas elementales cuestiones de hecho dejaría completamente a la vista de estas declaraciones.
El punto dos se habla de "el tipo físico del Indio Americano", lo que se dice es que es "básicamente mongoloide". Este es un libro de texto estándar a nivel de caracterización que evita muchas cuestiones importantes relacionadas con el tema. Ciertas características biológicas de las poblaciones nativas de América son, en efecto general, si no universal, compartida por todo el hemisferio, pero no hay muchas de esas características. El Dr T. Dale Stewart, del departamento de antropología física del Smithsoniano, optó por hacer hincapié en este aspecto, al igual que en su breve libro, el pueblo de América. 3 Otros, igualmente respetados expertos han hecho lo mismo, sin embargo, también han observado importantes variedades entre "el Indio Americano ". Por ejemplo, el doctor Juan Comas, el más prominente antropólogo físico de Mexico, ha formulado la pregunta en forma impresa, "¿Son los amerindios un grupo biológicamente homogéneo?" 4 Él contesta con un firme "no", y dio razones convincentes para su posición. 4
La investigación sobre grupos sanguíneos llevado por G. Albin Matson y asociados señala, "los indios americanos no son completamente mongoloides." 5 Earnest Hooton profesor de Harvard está muy de acuerdo y piensa que podemos encontrar también al Cercano Oriente como un componente. 6 Mi mentor en UCLA, Joseph B . Birdsell, reconoció que "Un importante número de antropólogos han incluido específicamente la rama de la raza blanca del el Mediterráneo y se considera que han contribuido genéticamente a los aborígenes de América," y, "fenotípicamente muchos indios americanos muestran características morfológicas que plausiblemente pueden atribuirse a una ascendencia mediterránea." 7 El Antropólogo polaco Andrzej Wierçinski analizado una gran serie de cráneos excavados en los principales sitios de Mesoamérica y ha encontrado mucha variedad. A su juicio, el señala que existen tres "principales poblaciones amerindias", que salieron de Asia (en general, por lo tanto, de acuerdo con Stewart), pero también encontró pruebas de características ", presentado por... Migrantes de la zona del Mediterráneo occidental." 8 Es cierto, por supuesto, que esas opiniones son consideradas heréticas en EE.UU. por muchos antropólogos físicos, pero que puede ser una cuestión de moda intelectual o sabor en lugar de una medida de su exactitud.
El punto número dos de la declaración de los del SI también sostiene que "los antepasados de los indios actuales entró en el Nuevo Mundo probablemente mayormente a través de un puente terrestre... El Estrecho de Bering... En una serie continua de pequeñas migraciones a partir de hace unos 25000 a 30000 años atrás. " Hoy en día los arqueólogos americanos discuten con vehemencia dicha generalizacion y casi cada palabra y frase en esa declaración. Esta interpretación un tanto simplista es bastante plausible en su aspecto general, sin embargo, es respaldada por sólo equívoca "evidencia arqueológica," no el tipo definitivo que la declaración del SI en el Libro de Mormón sugiere. Esa es la razón por la controversia sobre "el origen de los indios de América" continúa.
Una mirada a una reciente discusión de la controversia es instructiva en lo que respecta al Libro de Mormón. E. James Dixon ha tomado nota de algunos sitios arqueológicos anómalos, como Monte Verde en Chile, las cuevas Pedra Furada en Brasil y las cuevas de Meadowcroft en la región oriental de EE.UU. que no encajan con lo dicho con por el SI. Él piensa que tal vez "no debe entenderse como parte de un modelo monolítico del poblamiento de las Américas sino que... existen pruebas Tangibles que desde los comienzos de la colonización hubieron eventos esporádicos que no estaban conectados con los acontecimientos posteriores a la prehistoria del Nuevo Mundo." En cambio, pueden presentarse como "silenciosos testimonios del comienzo de modelos de colonizaciones, similares a las de los vikingos miles de años más tarde." Queda por verse si los portadores de esas culturas son del tipo "mongoloide" y si sus genes pueden seguirse hasta muy recientemente.
Este fenómeno denominado “Norse” (por el origen escandinavo de los exploradores europeos, nota del traductor) que se menciona es útil para comprender que no puede negarse de manera definitiva la posibilidad de la presencia de los pueblos del Libro de Mormón, posición que está en boga entre los trabajos teóricos y metodológicos al respecto del origen del hombre americano. Para Dixon, la solución denominada “Norse” o "vinland" "demuestra que diversos grupos de seres humanos podrían haberse involucrado en la colonización del continente americano... Sólo para posteriormente desaparecer", no obstante "las pruebas de su desaparición sería muy difícil de detectar en el registro arqueológico. " Asimismo, él considera que la presencia nórdica en Groenlandia puede ser aún más instructivo para comprender los acontecimientos ocurridos en América del Norte. En Groenlandia los arqueólogos han encontrado restos de por lo menos 330 granjas y 17 iglesias, miles de artefactos, incluidos muchos de estilo europeo o del estilo de las prendas de vestir hechas de lana de Groenlandia, así como los esqueletos de los vikingos. La colonia persistieron durante unos 500 años (la mitad del tiempo que "los nefitas" del Libro de Mormón). El caso ofrece "una clara documentación de una importante y larga vida de viajes transoceánicos y la colonización de las Américas que, en última instancia han fallado". Por otra parte, los genes que los descendientes de origen “Norse” podrían haber perdido hal mezclarse con los nativos inuit de Groenlandia [ "esquimales"] como para que pudieran ser claramente identificados como de origen europeo. En consecuencia, "el origen “Norse” de la colonización de Groenlandia no ha podido ser demostrada cada vez que se han producido sobre la base de análisis genético de las personas que viven" 9.
Por ello podrían ser prematuras las declaraciones de los arqueólogos del SI con respecto al Libro de Mormón ¿Que otro casos como el Norse esperan que se encuentren? De hecho, otro similar se ha encontrado en los últimos años, mismo que confirma la necesidad de tener una mente abierta. Una solución totalmente insospechada de los balleneros vascos se ha encontrado en la costa de Labrador después de haber sido "olvidados durante casi 400 años." Amplia presencia de restos que ni siquiera habían sido sospechados por los arqueólogos hasta que por casualidad documentos en los archivos en el norte de España reveló la existencia del puesto avanzado todo el camino al otro lado del Atlántico del País Vasco. Sólo cuando la historia se hizo evidente por estos registros históricos, los arqueólogos pudieron saber dónde buscar y encontrar la solución del material. 10. Alison T. Stenger ha presentado una serie de estudios que sugieren la llegada, y la supervivencia durante un tiempo, de lo que pudo haber sido un grupo de migrantes Japoneses o del noreste de Asia que llegaron a territorio de lo que actualmente es el Estado de Washington. 11 Mientras tanto, Otto J. Sadovszky ha presentado amplias, pruebas convincentes de la lingüística comparativa y la etnología (aún queda mucho inédito) para dirigir las migraciones de los Ob-Ugrian ( Vogul y Ostyak), hablando de la zona de Siberia occidental hasta el centro de California en el primer milenio antes de Cristo las pruebas arqueológicas de su proposición no se han investigado a profundidad12.
La obtención de un paradigma cómodo para los expertos en antropología que permita establecer una explicación general no se encuentra, sin embargo, como nos advierte Dixon, al señalar la dificultad del mismo: "Los avances... Requerirán de valentía por parte de los investigadores que descubren que la información no se ajusta a los paradigmas científicos aceptados. Estos investigadores deben correr el riesgo de las críticas y el rechazo de otros científicos como reto que habrán aceptado y presentar modelos alternativos de interpretación. "13 si fuéramos a aceptar la declaración del SI sobre el origen de los nativos americanos como un dictamen que excluye a todas las alternativas no-mongoloides, Esto contradiría la propia naturaleza exploratoria de la ciencia, así como ignoraría a grandes cantidades de datos que han sido recopilados recientemente, así como sus implicaciones.
El tercer tema en la declaración del SI se refiere a viajes transoceánicos a América. Destaca a la nórdica (vikingos) como los primeros en dar tal paso. Este punto de vista puede ser considerado hoy en día sólo por aquellos que no han podido examinar las pruebas masivas en contrario. Hace treinta años, cuando la declaración del SI pudo haber tenido su origen, podría haber alguna excusa para esa posición conservadora - la publicación de materiales relacionados con la cuestión se encuentra inconvenientemente se dispersa. En 1971, sin embargo, apareció un volumen de investigación antropológica, denominado El hombre a través del Mar: Los problemas de los Contactos pre-colombinos, 14 la publicación presentó un importante conjunto de datos y argumentos en favor (y también en contra) de la idea de que algunos viajeros habían tenido los medios técnicos para cruzar los océanos y, de hecho, había llegado a las Américas antes que la expedición nórdica. Los artículos que la misma investigación presenta en contra de dicha posición de ninguna manera justifican en su totalidad el desestimar tal idea. De hecho, recientemente, un conjunto mucho más grande de literatura se ha hecho accesible a través del Libro a Los contactos pre-colombinos con las Américas a través de los océanos: una bibliografía revisada. 15 de este trabajo el profesor David H. Kelley de la Universidad de Calgary dijo: "Nadie puede darse el lujo de ofrecer una dictamen sobre este asunto a partir de ahora sin haber examinado cuidadosamente este esencial volumen ". El Dr J. Betty Meggers, del arquólogo del mismo Instituto Smithsoniano, lo calificó como un "impresionante bibliografía y un esfuerzo monumental". Para 1993 (fecha en que se publicó este árticulo N.T)ya es hora de que la declaración del SI en relación con el Libro de Mormón deba de tomar en cuenta la naturaleza de fondo de muchas de las 5600 entradas en esta bibliografía (tanto favor y en contra) antes de afirmar que más allá de los viajes vikingos no hubo otros. En la introducción, el bibliografo dice bajo el título "conclusión provisional" que, "Es probable que la capacidad tecnológica para viajes transoceánicos haya estado disponible... En el Viejo Mundo con bastante frecuencia en el pasado. [Después de este enorme estudio de varios textos y literatura nos parece plausible y también probable que numerosos viajeros cruzaron los océanos y en varios lugares. Por otra parte, las pruebas disponibles desde los ámbitos cultural, de las ciencias naturales, antropológicas físicas, lingüísticas y otros estudios puede ser plausible para preparar un apoyo que soporte este punto de vista. "16 Dado que el autor conoce esta literatura mejor que nadie, su veredicto de "plausible" debería de ser tomado en serio, y la declaración SI debería advertir en el mismo sentido.
Los exploradores españoles informaron que los pueblos de Mesoamérica tenían tradiciones de que sus ancestros habían llegado desde el otro lado del océano. Por ejemplo, Fray Bernardino de Sahagun registró en siglo 16 en Mexico que "En cuanto al origen de este pueblo lo que narra la gente de edad es que llegaron por vía marítima... En algunos barcos de madera...." 17 Otras relatos tradicionales van por el mismo sentido 18.
Una vez más, el doctor Meggers y Clifford y Evans descubrieron pruebas, mientras trabajan bajo los auspicios del Smithsoniano que les llevaron a concluir que los asiáticos habían completado al menos un épico viaje de Japón al Ecuador. Meggers sigue sostienen firmemente esta posición 19.
Lo menos que hay que decir sobre el tema tres en la declaración SI es que se tratara de un muro hablar de la cuestión de viajes transoceánicos como si no hubiera problema. Esto es poco tolerable para una Instituto responsable académicamente, aunque también es cierto que muchos estudiosos siguen esquivando el problema.
El Tema cuatro sigue la misma línea de pensamiento que el párrafo anterior, haciendo un exceso de simplificación de pronunciamientos sobre la naturaleza de las pruebas de contactos inter-hemisféricos. Dice que ninguno de los principales alimentos vegetales o animales domesticados del Viejo Mundo se encontraban en las Américas antes de la llegada de los españoles. Pero cuando examinamos la distribución de alimentos vegetales y animales en el hemisferio oriental, se observa que, por ejemplo, los romanos carecían de arroz. Lo podrían haber obtenido, por supuesto. También carecían de camellos, pero también el Oriente Medio estaba a su alcance ¿No? Evidentemente, esto es engañoso, metodológicamente es una mala argumentación. Los aspectos culturales no se propagan automáticamente o, inevitablemente, incluso cuando las personas son conscientes de esos temas en manos de otros. En el Viejo Mundo, zonas muy cercanas unas de otras a menudo no comparten lo que podríamos considerar los aspectos etnocéntricos "principales" o las mismas técnicas para la elaboración objetos.¿Por qué esto es así se discutió en profundidad en los tres primeros artículos del Hombre a través del Mar (antes citada). Lo que es importante como prueba es lo que está compartido, así como las listas de características que apoyan una rápida conexión entre los hemisferios es extensa, incluyendo un número considerable de cultivos. 20 Este punto cuatro es un distractor que de esta manera evita afrontar las graves cuestiones metodológicas implicadas al abordar con responsabilidad en este tema. Es difícil creer que los expertos antropólogos del Smithsoniano hayan redactado este ingenuo párrafo 21.
El Tema cinco listas cuatro materiales que dice que no se han utilizado en el Nuevo Mundo antes de 1492 DC: "hierro", "acero", "vidrio" y "seda." Estas son palabras utilizadas en el texto del Libro de Mormón. Su utilización en la traducción del original Inglés ha llevado a muchos a suponer que las mismas sustancias fueron utilizadas por los "nefitas" que se menciona en el libro como vienen a nuestras mentes cuando nos encontramos con los términos de hoy. Otros términos utilizados en la traducción del Libro de Mormón se encuentran en la misma categoría, tales como "vino", "caballo" y "ganado". Pero las palabras en Inglés al ser utlizadas para traducir, por supuesto, se tratan en los mismos términos que advierten que tales palabrasson las que utilizan los traductores al tratar cualquier texto antiguo. Por ejemplo, algunas de las palabras hebreas traducidas como los nombres de algunos metales en el Antiguo Testamento son problemáticos; varias palabras se han traducido con un único vocablo Inglés, como es el caso de "bronce" y "acero" por ejemplo. 22 Cualquiera que ha realizado la traducción se da cuenta de la dificultad, y a veces la imposibilidad, de encontrar términos equivalentes 23.
El problema es evidente en el caso del Libro de Mormón La palabra "seda." podría hacernos suponer automáticamente que los nefitas, al igual que el este asiáticos, han tenido que alimentar los gusanos de seda en hojas de morera con el fin de dar cuenta de la utilización de esta palabra. Pero tal no es el caso. Los primeros españoles que arribaron al Nuevo Mundo encontraron esta misma dificultad terminológica. Nos enteramos, por ejemplo, de que una gusanos de seda salvaje en Mexico se utilizaban para hilar una fibra que los indios rdcolectaban para hacer sus tejidos. 24 En este caso los exploradores europeos han llamado a este tejido de seda ¿no? ( "aunque, no necesariamente fuera de “seda") De manera la misma manera, los académicos se enfrentan a un problema similar; Aristóteles y otros griegos describieron un gusano de seda, pero la referencia es considerado por los expertos modernos como referida a dos tipos de gusanos de seda nativos de Europa sudoriental y que no tienen una conexión directa con el Lejano Oriente. 25 Por otra parte , Pelos finos de la panza de los conejos del área de Mexico central fueron tejidos en un paño que los españoles consideron "de igual acabado y textura" que el seda. 26-A De igual forma la fibra (kapok) de la vaina del árbol de ceiba se recolectaba en Yucatán para hilar; A esto parece ser que fue a lo que el obispo Diego de Landa se refiere como "seda." Clavigero dice de este kapok era " suave y delicado, y quizá aún más, que la seda." 27 Sin embargo, el algodón, y los demás textiles, fueron material común en Mesoamérica, fue tejida a veces de manera muy fina que el mismo Cortés al referirse a estos textiles señaló" que los hechos de seda no podían comparárseles con su finura."28 Por otra parte, finas fibras fueron recolectadas en el medio silvestre de plantas como la piña y de la, pita "Aechmea magalenae”, que podría calificarse como “de seda” por su textura. 29 Lo mismo puede decirse del Libro de Mormón al referirse a la "seda" Dado que su escenario es Mesoamérica.
Exactamente la misma situación prevalece con el término "vino". El uso de esta etiqueta es más laxa en el Inglés antiguo; El la raducción de José Smith's del Libro de Mormón no es necesario que dicho témino haya sido utilizado en sentido estricto, tal y como lo reconocen la mayoría de las personas el día de hoy. Samuele Bacchioccbi en una investigación ha descubierto recientemente que el uso en la la Biblia de la palabra "vino" (ya sea de latín "Vinum," griego "oinos", o hebreo "yayin") podría referirse al jugo de uvas, e incluso la uva, además de la bebida fermentada. 30 Pero las uvas no deberían verse afectadas por una bebida que se llamase "vino" (aunque las uvas eran conocidas y utilizadas en las culturas precolombinas de América 31). Weston LaBarre en su ya clásico estudio antropológico sobre las bebidas de América consideró que era inútil tratar de distinguir entre "vino" y "cerveza" en la literatura histórica. 32 El jugo fermentado de la planta de maguey, llamado “pulque", fue etiquetado como “vino" por los españoles, 33 y las plantaciones de cactus maguey se denomina "viñedos." 34 Pero hubo también otros "vinos", de acuerdo con los escritores españoles: de plátanos, 35 piñas, 36 el tronco de la palma de coyol, 37 y la corteza de un árbol 38.
Esta breve incursión en las complejidades de la traducción de un antiguo texto 39 aplica también para el "hierro", "acero", y "vidrio" que en la declaración del SI se menciona como que no se encuentran en la antigua América. Antes de que esa cuestión pueda abordarse en términos de hallazgos arqueológicos, debe ser abordado a partir de un examen del, que incluye la traducción,. Por ejemplo, "cristal" se menciona sólo dos veces en el Libro de Mormón en Inglés. El primer uso (2 Nefi 13:23) se encuentra en una cita del libro de Isaías en el Antiguo Testamento (Isaías 3:23) donde "gafas" son mencionados como un elemento de decoración utilizado por la mujer israelita. Sin embargo, las traducciones modernas de este pasaje prefiere "espejos", que antiguamente podía haber sido de metal pulido tanto como de "vidrio". Dicho de otra manera, el "cristal" de Isaías 3:23 y, por ende, de 1 Nefi 13:23 es un anglicismo que no tiene por qué referirse a una sustancia vítrea. El otro uso de "cristal" en el Libro de Mormón es en el eter 3:1, que informa de un evento que tuvo lugar en el Viejo Mundo. Por lo tanto, la cuestión de si el vidrio era o no presentes en el antiguo Nuevo Mundo es irrelevante, ya sea que crítica o defensa del término "cristal" tiene sentido en la medida en que el texto de la Escritura no hace ninguna referencia clara a una sustancia "de cristal" en un Nuevo Mundo.
El problema más tormentoso con la traducción se refiere a la palabra "acero". Difícilmente podemos estar seguros de su referente sustancia en el Libro de Mormón cuando "acero" en la Versión King James de la Biblia "debe ser leído a menudo como 'bronce' o 'cobre'." 40 Por otra parte, meteóros de níquel-hierro se han denominado también como "un tipo de acero," 41 y esta sustancia es bien conocida en Mesoamérica. 42 El Hierro fue utilizado en Mesoamérica, aunque faltan pruebas técnicas para determinar cuánto fue fundido y cuánto provino de los meteoritos. El arqueólogo Linne Sigvald encontró un pedazo de hierro fundido en una tumba en Mitla, Oaxaca, 43 mientras que en Teotihuacán, se excavó una caja con cerámica que había sido utilizada para la fusión de una "metálico de aspecto" 'en masa que contiene hierro y cobre. 44 Artefactos de hierro y minerales han aparecido en numerosas excavaciones y colecciones de museos en Mesoamérica y se mencionan en las tradiciones. No se excluye la posibilidad de que este metal se utilizó con cierta frecuencia antes de la llegada de los españoles 45. Como precaución es recomendable tomar tales detalles en cuenta para cualquier futura declaración del SI debido a cambios en los conocimientos. Heather Lechtman ha dicho sobre la metalurgia en América del Sur, "Sería absurdo cualquier intento de hacer generalizaciones o y se debe tener cuidado de las evaluaciones... Desde los comienzos en los estudios de la metalurgia andina es mucho lo que hemos recopilado que en los últimos trece años... Fragmentos y piezas de información han sido lentamente recolectadas como para modificar nuestras anteriores nociones.... " 46 Lo mismo se aplica a Mesoamérica. Me han demostrado que más de un centenar de especímenes son reportados en la literatura, pero tal aspecto ha sido demasiado ignorado sistemáticamente por los los arqueólogos convencionales, que no quieren ver más allá de la evidencia.
De este modo, la declaración del Smithsoniano con respecto al Libro de Mormón puede ser culpada de dos formas en las cuestiones con las que trata en su quinto punto: (1) se encuentra desinformado acerca de aquellos aspectos que contradicen su establishmentarian sobre su afirmación de que ciertos materiales se encontraban ausentes de Mesoamérica, y (2 ) Manifiesta ingenuidad en el manejo de la terminología en un posible texto antiguo.
Tema seis. La declaración vuelve a la cuestión de viajes transpacíficos. Dice que si se hubieran realizado de todos modos, tendráin poco o ningún efecto y que los mismos han podido pasar únicamente por accidente. Declaraciones negativas de este tipo son probablemente imposibles en el propio documento, dada su naturaleza y, sin embargo, es evidente, como se indicó anteriormente, que este despiste está realmente basado en la ignorancia, no en estudio y en una cuidadosa evaluación de las amplias pruebas que tratan la cuestión. Esta es la forma de la fe ciega, no de la ciencia. Una vez más cabe señalar que una larga lista de cuidados estudiosos que se niegan a ser hechos a un lado pro tales negaciones tan radicales, inclusive, líderes como el Dr. Meggers, y el difunto doctor Evans. Ambos estudiosos, así como muchos otros, se han convencido de que viajes transpacíficos se hicieron desde hace miles de años. 48 Entre otros importantes factores que contribuyen a la bibliografía pertinente, cuyos escritos son estudiados en la bibliografía sobre contactos pre-colombinos antes citada, podemos mencionar como digno de especial atención a José Alcina Franch, George F. Carter, Robert von GELDERN-Heine, Stephen Jett, David H. Kelley, Ling Shun-Shêng, Joseph Needham, y Paul Tolstoy. Cualquier declaración del Smithsoniano con respecto al Libro de Mormón no se puede considerar que se basa en un buen trabajo académico, si se ignora trabajos de gran calidad que tratan sobre los viajes transoceánicos, incluidos los viajes en el Libro de Mormón, por lo menos, aparecen dentro de la esfera de lo posible con arreglo a una gran cantidad de datos que aporta la investigación moderna.
El séptimo tema en la declaración se refiere a si hay una relación entre Egipto y Mexico en la época precolombina. No está claro por qué esta declaración se incluye, dado que el Libro de Mormón no pretende en modo alguno una conexión directa con Egipto. Sin embargo, yo desconozco que un solo egiptólogo haya prestado la suficiente atención a la información necesaria sobre Egipto y Mexico para justificar una declaración negativa Hay, de hecho, materiales que apuntan a una conexión y que merecen ser cuidadosamente examinados cuando haya alguien que intenta realmente llevar a cabo una cualificación y comparación válida. 49
Con respecto al Apartado ocho es más fácil llegar a un acuerdo en general. Considera que "Documentos con temas del antiguo egipto, de los hebreos, y otros escritos del Viejo Mundo en el Nuevo Mundo durante el periodo precolombino están fuera de contexto". Pocas han sido investigaciones realizadas cuidadosamente, y algunas de las supuestas investigaciones y traducciones de esas inscripciones son en realidad de fantasía. Sin embargo, algunos arqueólogos convencionales o epigrafistas, y aparentemente también algunos del Smithsoniano no comparten tal declaración, algunos han estudiado seriamente estos escritos, pero ellos han rechazado que puedan ser rechazados de forma tajante y arbitraria. En los últimos años dos académicos altamente respetados han llegado a la conclusión de que algunas de las inscripciones son auténticas y han presentado sistemas de escritura del Viejo Mundo que fueron usados en la antigüedad en los Estados Unidos. Otros 50 inscripciones permanecen en el reino de lo posible. 51 No es posible en este momento con sin ser tachados de irresponsables descartar la posibilidad de que algunas inscripciones que datan de tiempos precolombinos son verdaderas.. Esto no marca ninguna diferencia en términos del Libro de Mormón, sin embargo. De acuerdo con ese volumen, el sistema de escritura utilizado en su producción no se conocía por ningún otro grupo (véase Mormón 9:34) por lo que estarían entre los ampliamente dispersos en este hemisferio y y que los epigrafistas amiericanos señalan que tienen sus raices o conexiones con el Viejo Mundo. Es evidente que el Libro de Mormón no fue escrito en “Egipcio” tal cual, aunque se ha considerado conceptualmente vinculada con glifos antiguos egipcios por sus usuarios. Por cierto, Linda Miller Van Blerkom de la Universidad de Colorado ha demostrado que "los glifos mayas fueron utilizados de las mismas seis formas que empleaban los egipcios los suyos. 52
En resumen, un examen cuidadoso de la "declaración en relación con el Libro de Mormón" del Instituto Smithsoniano con respecto a la antropología y la literatura relacionada con este ámbito indica que, si bien se trataba de un intento justificado para hacer frente a un problema de información pública, el contenido de la declaración es a menudo poco fiable y demasiado estrecho. Las respuestas que da no revelan grandes conocimientos de la realidad cultural o de las reclamaciones o las implicaciones del Libro de Mormón, mientras que sus hechos relacionados con la antigua América o proceso cultural adolecen de graves deficiencias.
Mormones y no mormones por igual debería dejar el Smithsoniano y a su gente en paz y permiteles continuar con los trabajos técnicos para los que están calificados. Con ello se desaparecería el mito merece de que son mormones privado, por un lado, o muy informados especialistas en arqueología con respecto al Libro de Mormón, por el otro. Sin embargo, las investigaciones probablemente que continúen, por lo tanto, un nuevo folleto debe estar preparado que esté más cuidadosamente enunciado. Algo como lo que a continuación sigue, sería defendible:
“Proyecto de Declaración en relación con el Libro de Mormón" (1993)
De vez en cuando algunas preguntas son dirigidas a el Intitulo sobre el Libro de Mormón. Esta declaración proporciona la información más comúnmente solicitada.
1. Las copias del Libro de Mormón, al igual que otros volúmenes de amplia publicación , están a disposición de nuestro personal en caso de que deseen consultarlas.
2. El Libro de Mormón no es y nunca ha sido utilizado por el Instituto para llevar acabo investigaciones. Dado que el libro es principalmente de carácter religioso, se tiene por él la misma preocupación que se tiene normalmente por la Biblia o el Corán. Es decir, que no son adecuados para ser empleados en investigaciones dentro del el Instituto, ya que no entran dentro de su misión.
3. Las declaraciones con respecto a dicho volumen y la interpretación de su contenido realizada por aquellos que lo aceptan como historia sagrada no afectan las cuestiones relativas a las culturas precolombinas de América que son de normal preocupación profesional para el Smithsoniano y otros científicos y académicos que no aceptan el Libro de Mormón como histórico. Los estudiosos Santos de los Últimos Días que creen en la naturaleza histórica del registro y que también han hecho investigaciones relativas al texto mantienen por lo general que se refiere a acontecimientos que tuvieron lugar en una zona en el Nuevo Mundo de sólo unos pocos cientos de millas en dimensión, no todo el hemisferio como los mormones, alguna una vez pensaron. Estos estudiosos además creen que una parte o la totalidad de Mesoamérica (centro y sur de Mexico y el norte de América Central) fue el escenario y que, por lo tanto, sólo los pueblos y las culturas de esa zona en el hemisferio occidental deben compararse con las declaraciones formuladas en el Libro de Mormón. Si esta posición es correcta, entonces sólo un pequeño número de expertos formados en las materias de dicho lugar determinado y en sólo durante el tiempo que que los “pueblos” del Libro de Mormón supuestamente vivíeron pueden responder a algunas preguntas sobre este tema. Pocos de estos expertos han invertido el esfuerzo para hacer frente a esos detalles, por lo tanto, respuestas a algunas preguntas siguen estando abiertas.
En este contexto, las siguientes declaraciones reflejan la posición del Departamento de Antropología sobre las cuestiones que se han planteado:
P. ¿El Libro de Mormón afirma que hubieron algunos grupos de personas que cruzaron los océanos para asentarse en las Américas y llegar a ser culturalmente influyentes. ¿Los Antropólogos considerar este escenario y hay pruebas convincentes de que hubieran habido viajes con éxito y que pudieron haber colonizado el territorio americano?
R. La mayoría de los antropólogos y otros estudiosos que se ocupan de este tema siga manteniendo que se carece de evidencia convincente de que tales viajes y colonizaciones, excepto en el caso de las expediciones nórdicas o vikingas. Una minoría de académicos-, evidentemente, considera que no existen muchos que califiquen, por su formación para hacer frente a esta cuestión, y existen algunos cuyo punto de vista es que existen considerables paralelismos entre las culturas del Viejo y el Nuevo Mundo, así como las capacidades náuticas que apoyan la idea de que ciertos viajes transoceánicos y que pudieron haberse llevado a cabo y que se han traducido en impactos culturales locales y tal vez más.
P. ¿El Libro de Mormón afirma que colonizadores de la tierra de Israel llegaron a América y se convirtieron en los antepasados de los indios americanos. ¿A qué conclusiones han llegado con respecto a la historia biológica de los grupos nativos de América?
A. Los pueblos nativos de América en general se consideran descendientes de grupos mongoloides que llegaron a América del Norte a través del estrecho de Bering y luego se propagaron por todo el hemisferio. Una significativa minoría de investigadores afirman a su vez que existe una superposición de características corporales que oscurece la presencia de algunos grupos no Mongoloides. Estos últimos, son visibles en Mesoamérica y otras del continente se han hallado arte y material esquelético de los tiempos antiguos y algunos de estos pueden tener llegaron de viaje transoceánico. Los métodos científicos disponibles para el estudio de este tema no son suficientes en este momento para establecer una u otra opinión con claridad.
P. ¿El Libro de Mormón habla de características que los científicos expertos en antiguas culturas de América señalan que no están presentes en el el Nuevo Mundo, como la "seda", "el acero" y " los caballos". ¿Cómo puede el público creer esto? "
R. No hay pruebas reconocidas de que la seda del tipo específico conocido en el Asia oriental, el acero normal en el sentido de ese término, y los caballos fueran conocidos o utilizados en la antigua América. Lo mismo puede decirse de otras sustancias de determinadas características o en el Libro de Mormón. La mayoría de los expertos sostienen que estas etiquetas no se pueden considerar que reflejen la vida de la antigua América con precisión.
Sin embargo, algunos estudiosos entre los Santos de los Últimos Días consideran que esos términos podrían ser utilizados para referirse a materiales u objetos que no sean familiares para los lectores modernos (por ejemplo, un "caballo" podría haber sido un ciervo, el nombre no está traduciendo con claridad a Inglés; hay pruebas fragmentarias que los ciervos se hayan podido utilizar, en Mesoamérica, en cierta manera como los caballos). Si el texto del Libro de Mormón es interpretado de esta manera, entonces la cuestión no puede resolverse por medio de los paradigmas convencionales
Notas
1. John L. Sorenson, An Ancient American Setting for the Book of Mormon (Salt Lake City: Deseret Book and Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 1985).
2. For a history of the research which establishes this point, see John L. Sorenson, The Geography of Book of Mormon Events: A Source Book., rev. ed. (Provo, Utah: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 1992).
3. T. Dale Stewart, The People of America (London: Wiedenfeld and Nicolson, 1973).
4. Juan Comas, Cuadernos Americanos 152 (Mayo-junio 1967): 117–25, See also his Antropologia de los Pueblos Ibero-Americanos (Barcelona: Editorial Labor, 1974), 35–42 and 52ff.
5. G. Albin Matson et al., "Distribution of hereditary blood groups among Indians in South America. IV. In Chile," American Journal of Physical Anthropology 27 (1967): 188.
6. Quoted in Harold Gladwin, Men out of Asia (New York: McGraw-Hill, 1947), 63–65.
7. "The problem of the early peopling of the Americas as viewed from Asia," in Papers on the Physical Anthropology of the American Indian, ed. W. S. Laughlin (New York: Viking Fund, 1951), 14; he himself thought that this "'White" genetic component, while valid, probably originated from an early non-Mongoloid population located in the Far East which had arrived in America via Bering Strait. That is not the only possibility, of course.
8. "Inter- and intrapopulational racial differentiation of Tlatilco, Cerro de las Mesas, Teotihuacan, Monte Alban and Yucatan Maya," Actas, Documentos y Memorias de la 36a. Congreso Internacional de Americanistas, Lima, 1970 (Lim, 1970), 1:1, 231–48. Or see his "'Afinidades raciales de algunas poblaciones antiguas de México," Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (México, 1972-73), 123–44.
9. E. James Dixon, Quest for the Origins of the First Americans (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1993), 130-32.
10. Brian Fagan, "Basques of Red Bay," Archaeology (Sept./Oct. 1993): 44–51.
11. "Japanese-influenced ceramics in precontact Washington state: a view of the wares and their possible origin," in The New World Figurine Project, ed. Terry Stocker (Provo, Utah: Research Press, 1991), 1:111–22.
12. See, among other publications, "The new genetic relationship and the paleolinguistics of the Central California Indian ceremonial houses," Tenth LACUS Forum, Quebec City, 1983 (Columbia, South Carolina: Linguistic Association of Canada and the United States, 1984), 516–0; and, 'The discovery of California: breaking the silence of the Siberian-to-America migrator," The Californians 2/6 (1984): 9–20.
13. Dixon, 132.
14. Carroll L. Riley, J. Charles Kelley, Campbell W. Pennington, and Robert L. Rands, eds., Man across the Sea: Problems of Pre-Columbian Contacts (Austin: University of Texas Press, 1971.
15. John L. Sorenson and Martin H. Raish, Pre-Columbian Contact with the Americas across the Oceans: An Annotated Bibliography, 2 vols. (Provo, Utah: Research Press, 1990).
16. Sorenson and Raish, x.
17. Historia General de las Cosas de Nueva España (México: Editorial Nueva España, 1946), 1:13.
18. See John L. Sorenson, "Some Mesoamerican traditions of immigration by sea," El México Antiguo 8 (1955): 425–38.
19. See, most recently, "El origen transpacifico de la cerámica Valdivia; una revaluación" Boletín del Museo Chileño de Arte Precolombino 2 (1987): 9–31.
20. See, for example, George F. Carter, "Domesticates as artifacts," in The Human Mirror: Material and Spatial Images of Man, ed. Miles Richardson (Baton Rouge; Louisiana State University Press, 1974), 201–30. For an array of parallels in symbols, in some ways more telling than objects, see John L. Sorenson, "The significance of an apparent relationship between the ancient Near East and Mesoamerica," 219–41, in Man across the Sea.
21. Any future version of the statement on the Book of Mormon which discusses how scholars ought to deal with evidences for transoceanic contacts should examine carefully Smithsonian scholar Betty Meggers' paper: "The significance of diffusion as a factor in evolution," in Reprint Proceedings, Circum-Pacific Prehistory Conference, Seattle, August 1–6, 1989, part VIII: Prehistoric Trans-Pacific Contacts (Pullman: Washington State University Press, 1989). Also of value: Harold Schneider, "Prehistoric transpacific contact and the theory of culture change," American Anthropologist 79 (1977): 9–25.
22. See, for example, Lenore O. Keene Congdon, "Steel in antiquity: a problem in terminology," in Studies Presented to George M. A. Hanfmann, ed. David G. Mitten et al., Harvard University Fogg Art Museum Monographs in Art and Archaeology II (Mainz: Philipp Von Zabern, 1971), 17–27.
23. The problems are exemplified and discussed at length in such publications of the United Bible Societies as Jan De Waard and William A. Smalley, A Translator's Handbook on the Book of Amos (Stuttgart: UBS, 1979); consider for example the problems with "simple" terms like "cedar" and "oak" discussed on p. 224.
24. I. W. Johnson, "Basketry and textiles," in Archaeology of Northern Mesoamerica, Part 1, Handbook of Middle American Indians (Austin. University of Texas Press, 1971), 10:312; cf. W. H. Prescott, The History of the Conquest of Mexico (New York: Modem Library, n.d.), 84, citing Humboldt.
25. William T. M. Forbes, "The silkworm of Aristotle," Classical Philology 25 (1930); 22–26. Meanwhile Gisela M. A. Richter holds that the thin, soft, diaphanous cloth called by the classical Greeks amorginon was silk produced by certain wild moths on only two small Greek islands. See "Silk in Greece," American Journal of Archaeology 33 (1929): 27–33.
26. H. H. Bancroft, The Native Races of the Pacific States (London: Longmans, Green, 1875), 2:484.
27. Alfred M. Tozzer, ed., Landa's Relacion de las Cosas de Yucatan, Harvard University Peabody Museum of American Archaeology and Ethnology, Papers No. 18 (1941), 201; he used the same term, "silk," for the Asiatic fabric imported by the Spaniards. Also Francesco Saverino Clavigero, History of Mexico 1, trans. Charles Cullen (Philadelphia: Thomas Dobson, 1817), 41.
28. Fernando Cortes, His Five Letters of Relation to the Emperor Charles V, ed. Francis A. MacNutt (Gorieta, New Mexico: Rio Grande, 1977), 1:254.
29. Felix W, McBryde, "Cultural and historical geography of Southwest Guatemala," Smithsonian Institution Institute of Social Anthropology Publication No. 4 (1947), 149; William E. Safford, "Food plants and textiles of ancient America," Proceedings, 19th International Congress of Americanists, Washington, 1915 (Washington, 1917): 17.
30. Wine in the Bible: A Biblical Study on the Use of Alcoholic Beverages (Berrien Springs, Michigan: Biblical Perspectives, 1989), 54–76.
31. Compare Tozzer, Landa's Relacion de las Cosas de Yucatan, 198, and F. V. Scholes and D. Warren, "The Olmec region at Spanish conquest," Handbook of Middle American Indians, vol. 3, part 2, ed. G. R. Willey (Austin. University of Texas Press, 1965), 784.
32. "Native American beers," American Anthropologist 40 (1938): 224–34.
33. For example, Bernardino de Sahagun, Historia General de las Cosas de Nueva España (México: Editorial Pedro Robredo, 1938), 1:313.
34. As in Thomas Gage, Thomas Gage's Travels in the New World, ed. J. E. S. Thompson (Norman: University of Oklahoma Press, 1958), 76.
35. MeBryde, "Cultural and historical geography of Southwest Guatemala," 36.
36. Ibid., 144.
37. Gage, Thomas Gage's Travels, 76.
38. Widely used in the lowland Maya area as "balche"; see Tozzer, Landa's Relacion, 198.
39. On the ancient form and content of the Book of Mormon original source, see John L. Sorenson, "The Book of Mormon as a Mesoamerican codex," Newsletter and Proceedings, Society for Early Historic Archaeology 139 (1976, Provo, Utah): 1–7; and, among many other publications, articles by Tvedtnes, Szink, Goff, Welch, Seely, Ricks, and Ostler in Rediscovering the Book of Mormon, eds. John L. Sorenson and Melvin J. Thorne (Salt Lake City: Deseret Book and Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 1991).
40. Robert J. Forbes, Metallurgy in Antiquity: A Notebook for Archaeologists and Technologists (Leiden: E. J. Brill, 1950), 402.
41. Ibid.
42. Lincoln LaPaz, "Topics in meteorics. Hunting meteorites: their recovery, use, and abuse from Paleolithic to present," University of New Mexico Publications in Meteoritics 6 (1969): 55–67; H. H. Nininger, Our Stone
43. "Zapotecan antiquities," Ethnographical Museum of Sweden, Stockholm, Publication 4 (n.s, 1938): 75.
44. "Mexican highland cultures," Ethnographical Museum of Sweden, Stockholm, Publication 7 (n.s., 1942): 132.
45. Dozens of references are given in the annotated bibliography, John L. Sorenson, Metals and Metallurgy Relating to the Book of Mormon Text (Provo, Utah: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 1992).
46. "The Central Andes," in The Coming of the Age of Iron, ed. T. A. Wertime and J. D. Muhly (New Haven: Yale University Press, 1980), 285.
47. Metals and Metallurgy, 58–74.
48. See as a fundamental statement of their position Evans and Meggers, "Transpacific origin of Valdivia phase pottery of coastal Ecuador," Actas de la 36a. Congreso Internacional de Americanistas, Sevilla, 1964 (Sevilla, 1966), 1:63–7.
49. For example, see certain cultural parallels cited and documented in my article in Man across the Sea cited earlier, as well as the interesting if uneven materials provided in R. A. Jairazbhoy, Ancient Egyptians in Middle and South America (London: Ra Publications, 1981), and others of his writings abstracted in Pre-Columbian Contact.
50. David H. Kelley, "Proto-Tifinagh and Proto-Ogham in the Americas," The Review of Archaeology (Spring 1990): 1–9; and William R. McGlone et al., Ancient American Inscriptions: Plow Marks or History? (Long Hill, Massachusetts: Early Sites Research Society, 1993).
51. See many works indexed in Pre-Columbian Contact, vol, 2, under "writing," particularly Jacques de Mahieu, "Corpus des inscriptions runiques d'Amérique du Sud," Kadath 68 (Brussels, 1988): 11–42.
52. "A comparison of Maya and Egyptian hieroglyphs," Katunob 11 (August 1979):1–8.
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