Los
partícipes del templo celestial: Apocalipsis y los redimidos
Por
Juan Javier Reta Némiga
En
las visiones que nos presenta Juan, existen diferentes rangos de
personas en el templo celestial:
a)
El sumo sacerdote que aparece en medio de los candelabros o
de entre las nubes:
“y
en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre,
vestido con una ropa que le llegaba hasta los pies, y ceñido por el
pecho con un cinto de oro.” (Apocalipsis 1:12-13)
“Y
vi a otro ángel poderoso descender del cielo, envuelto en una nube,
y con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y
sus pies como columnas de fuego (Apocalipsis 10:1).
b)
Diversos ángeles que entran y salen del templo
llevando trompetas, incensarios y copas
“Y
vi a los siete ángeles que estaban delante de Dios; y les fueron
dadas siete trompetas. Y otro ángel vino, y se puso delante
del altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para
que lo añadiese a las oraciones de todos los santos sobre el altar
de oro que estaba delante del trono. (Apocalipsis 8:2-3)
c)
144,000 que no se han contaminado con mujeres
que llevan el Nombre en sus frentes y estan delante del trono
(Apocalipis 7:1-8; 14:1-5), y
d)
La gran multitud de todas las naciones que visten túnicas
blancas
Los
cuáles también se paran delante del trono. Son los que han pasado
por la Gran Tribulación y lavaron sus vestidos con la sangre del
Cordero.
Y
respondió uno de los ancianos, diciéndome: Estos que están
vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido? Y
yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que
han salido de la gran tribulación; y han lavado sus ropas y las han
blanqueado en la sangre del Cordero. Por esto están delante del
trono de Dios y le sirven día y noche en su templo; y el que está
sentado en el trono extenderá su pabellón sobre ellos.
(Apocalipsis 7:13-17)
Estos
cuatro grupos son similares a los descrito en el texto Damasco de la
comunidad de Qumran:
“Todos
serán inscritos por su nombre: primero los sacerdotes, segundo los
levitas, tercero los israelitas y cuarto los prosélitos” (QD
XIV).
Es
muy probable que las iglesias cristianas hebreas tuvieran una
estructura similar.
El
sumo sacerdote
La
figura del sumo sacerdote también se refleja en otras partes del
libro. En Apocalipsis cada carta está dirigida al ángel, al
sacerdote (quizás al obispo), quien es el guardián de su iglesia.
Esto es similar a la identificación que hace Malaquías con respecto
a los sacerdotes. En Malaquías 2:7 leemos:
Porque
los labios del sacerdote han de guardar el conocimiento, y de su boca
buscarán la ley, porque mensajero es de Jehová
de los ejércitos (mensajero es sinónimo de ángel).
Algo
similar ocurre con las imágenes respecto a los candelabros y las
estrellas.
Apocalipsis
1:20, nos explica:
En
cuanto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi
diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son
los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has
visto son las siete iglesias.
Esta
explicación concuerda con las tradiciones del templo. La cual
consideraba a las estrellas y los candelabros como símbolos de los
ángeles.
Isaías
42:3 enseña, al hablar del futuro reinado del Mesías:
No
quebrará la caña cascada ni apagará el apabilo que humea; traerá
la justicia con fidelidad.
La
palabra hebrea para caña es qnh, la cual también es
utilizada para referirse a los brazos de una rama hueca de la
menorah. De esta forma, la advertencia hecha al ángel de Éfeso,
significa que al quitarse sus líderes el pueblo sería desarraigado.
La presencia del sacerdote, era la presencia del ángel guardián, al
quitarse el sacerdote, el pueblo es destruido. Quitando la lámpara,
el pueblo no tiene razón de ser.
Los
sacerdotes
Otro
distintivo de los sacerdotes era el llevar el nombre de Dios. Pablo,
al hablar de Jesús, lo presenta como el sacerdote verdadero, como el
mesías verdadero:
“Por
lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre
que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble
toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra y debajo
de la tierra; (Filipenses 2:9-10)
El
Jesús celestial, el cual envía su mensaje a las siete iglesias,
llevaba el Nombre y la promesa que se le hace al siervo de la Iglesia
en Filadelfia es, que dado que él como siervo ha guardado el Nombre,
tendrá poder sobre sus enemigos y estos le adorarán. Es decir, es
una promesa de exaltación, de ser similar a Cristo. (Apocalipsis
3:8-11)
“…has
guardado mi palabra y no has negado mi nombre. He aquí, yo
haré que los de la sinagoga de Satanás, los que dicen ser judíos y
no lo son, sino que mienten, he aquí, yo los obligaré a que
vengan y adoren delante de tus pies, y sepan que yo te he amado...
He aquí, yo vengo apronto; retén lo que tienes para que
ninguno tome tu corona.
La
corona, la diadema sacerdotal que lleva el nombre de Dios. Lo mismo
ocurre en la visión de los 144, 000 delante del Cordero en el Monte
de Sión, llevan su nombre en las frentes, que a la vez, es el nombre
del Padre.
Y
este es también el nombre sagrado de la Nueva Jerusalén. El profeta
Ezequiel también hace un recuento de las doce tribus, y al final da
un nombre nuevo a la ciudad:
Y
el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama
(Ezequiel 48:35)
Lo
cual significa “El Señor está allí”
Lo
mismo ocurre en Apocalipsis, el nombre de la ciudad es “El Señor”
En su oración intercesora, Daniel pronuncia una idea similar:
Oye,
Señor; oh Señor, perdona; presta oído, oh Señor, y hazlo; no
tardes, por amor de ti mismo, oh Dios mío, porque tu
nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.
(Daniel 9:19)
Así
tenemos, que tanto el Mesías, como sus sacerdotes y su pueblo,
llevan el mismo nombre sagrado.
La
idea de llevar el nombre, y ser sellado, indicaba que uno estaba
protegido contra las maldades y contra los juicios que se cernían
contra las naciones.
En
una de las Reglas de la Comunidad de Qumran encontramos:
“Y
cuando su carne sea rociada con agua purificadora y santificada será
limpio por la humilde sumisión de su alma a todos los preceptos de
Dios “(1QS III). Tendrán gran paz y larga vida, junto con
toda bendición del eterno y alegría eterna sin fin (1QS IV).
Juan
el bautista, un contemporáneo de la Comunidad advirtió sobre la ira
venidera, y de como los injustos serán quemados como rastrojo, muy
similar a los desastres traídos por las seis trompetas. Se librarían
de tales plagas los que hubieren sido sellados con el nombre.
El
ángel tenía el sello del Dios vivo, es decir, el nombre. Este sello
se describe Éxodo 28.36 Como parte importante de la vestimenta del
sumo sacerdote:
“Harás
además una lámina de oro puro, y grabarás en ella, como las
grabaduras de un sello: Santidad a Jehová. Y la sujetarás con un
cordón azul, y estará sobre la mitra; por la parte delantera de la
mitra estará”
El
ángel tiene el sello, es decir, el Nombre, lo que indica que fue
investido como el sumo sacerdote. Él tenía poder para retrasar la
ira hasta que los elegidos estén a salvo, una de las funciones del
sumo sacerdote como se puede ver en las historias de Aaron y Fineas
(Números 16.41-50; 25.6-13). Teniendo el Nombre, uno podía invocar
protección.
El
Documento Damasco señala:
Los
humildes del rebaño son los que lo vigilan. Ellos serán salvados en
el tiempo de la Visitación, mientras que otros serán entregados a
la espada cuando Los ungidos de Aarón e Israel vendrán, como
sucedió en el tiempo de los antiguos Visitación concerniente a lo
que Dios dijo de la mano de Ezequiel: Ellos pondrán una marca en
la frente de aquellos que suspiran y gimen. Pero los otros fueron
entregados a la espada vengativa del Pacto. (CD VII,. B)
Esto
es similar a lo que encontramos en la visión de los 144,000 en
Apocalipsis 14:1
Y
miré, y he aquí el Cordero estaba sobre el monte Sion, y con él
ciento cuarenta y cuatro mil que tenían el nombre de su Padre
escrito en la frente.
En
resumen, la marca en la frente, el sello, era el Nombre que el
Cordero recibió de su padre, es decir, la marca del sumo sacerdote.
Era el nuevo nombre prometido al ángel de la iglesia en Filadelfia:
"Escribiré
sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios
... y mi propio nombre nuevo (Apocalipsis 3.12).
Este
nombre, bien pudo haberse representado por la antigua letra Tau, en
forma de cruz, de ahí que se utilizara dicho símbolo en el
bautismo, tal y como ocurre en el ritual católico hasta la fecha.
Así, los verdaderos siervos del Cordero, son los que llevan su
nombre en sus frentes, son los del real sacerdocio, los que son
lavados y santificados para adorar delante del trono, tal y como lo
hizo el profeta Isaías.
Debemos
analizar entonces el capítulo 14, también desde una perspectiva del
templo y sus festividades.
Los
144 000
Los
144 000 son los “primeros frutos”. Con las 'primicias' ya
reunidas en Sión, Juan observa como ángeles salen del templo para
cosechar la tierra. Estas escenas corresponden a la secuencia anual
de festivales del templo: la Pascua, la fiesta de las Semanas y luego
la Ofrenda del Vino Nuevo.
El
Rollo del Templo de la comunidad de Qumran contiene un calendario de
festivales y sus fechas que difiere de cualquier otro conocido
previamente; el año fue 364 días, exactamente 52 semanas, así
todos los años comienzan el mismo día de la semana. La Pascua, el
14 Nisan, siempre caería en un martes y la gavilla de los primeros
frutos mencionados en Levítico 23.10, también conocido como el
Omer, tenía que ser ofrecida el día después del Sábado al
finalizar la Fiesta de los Panes sin levadura. La gavilla, entonces
se ofrecía el día 26 Nisan. Siete semanas después de eso, el día
después del séptimo sábado, tenía lugar la “nueva ofrenda” de
grano para SEÑOR', correspondiente al grano nuevo ofrecido en
Levítico 23:15-21 misma que servía también como una fiesta de las
primicias del trigo Esto caía el 15 de Sivan. El Pergamino del
Templo luego prescribe una ofrenda no mencionada en Levítico; siete
semanas después del ofrecimiento del nuevo grano el día después
del sábado, el vino nuevo debía ser ofrecido por todas las doce
tribus de Israel (11QT XVIII-XIX), una fiesta que cayó el 3 de Abid.
Este calendario es importante para entender Apocalipsis 14, ya que,
siguiendo las festividades, las profecías coinciden con la
destrucción de Jerusalén, hacia la Pascua del año 70.
Los
Ciento Cuarenta y Cuatro Mil y El Cordero se encuentra en el Monte
Sión, un motivo que se encuentra en el Salmo 48, donde el SEÑOR, su
gran Rey, está en su monte santo en medio de su ciudad, y su
presencia aterroriza a los reyes que intentan atacar. Esto da una
contexto para la visión; Jerusalén está bajo amenaza de ataque
enemigo y la ciudad está protegida por el Cordero. El Cordero en
Sión también ocurre en Salmo 2: 6,10
"Pero
yo he apuesto mi rey sobre Sion, mi santo monte.
y
en el Salmo 110:
Jehová
enviará desde Sion la vara de tu poder; domina en medio de tus
enemigos
El
cordero en Sión es la misma figura que el niño destinado a gobernar
las naciones con una vara de hierro, que había sido "arrebatada"
al trono de Dios (Apocalipsis 12:5, basado en Salmo. 2.9). Los reyes
y los gobernantes han conspirado contra él y planeado en vano (Sal.
2.1), un versículo cumplido en la conspiración de Herodes y Pilato
contra Jesús (Hechos 4:26-28). Esta vana conspiración contra el
Cordero es la guerra en la tierra representada en el Libro de
Apocalipsis de el momento en que Satanás es arrojado del cielo
(Apocalipsis 12.7) hasta el momento en que está atado en el abismo
(Apocalipsis 20.2). Seguro en medio de la agitación está el Cordero
en Sión:
Mas
bien yo aplastaré delante de él a sus enemigos,y heriré a sus
adversarios. Y mi fidelidad y mi misericordia estarán con él, y en
mi nombre será exaltado su poder. Asimismo, pondré su mano sobre el
mar,y sobre los ríos su diestra. Él clamará a mí: Mi padre eres
tú,mi Dios, y la roca de mi salvación. Yo también le haré mi
primogénito,el más excelso de los reyes de la tierra. (Salmos
89:23-27
La
palabra clave para entender Apocalipsis 14: 1-5 es: 'El primogénito'
porque la multitud en Sion no ha sido redimida como las 'primicias'
sino como 'primogénitos'. La palabra utilizada en el texto griego es
aparche, que se refiere a toda una serie de ofrendas
relacionadas con el templo tales como diezmos, grosura, primicias.
Las primicias no eran redimidas, sino una ofrenda, los redimidos eran
los primogénitos.
En
el antiguo convenio, todos los animales primogénitos fueron
sacrificados, pero los hijos primogénitos fueron redimidos. Como un
recuerdo de su redención se celebraba la Pascua, quienes fueron
salvos por la marca puesta.
y
por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho y
redimo a todo primogénito de mis hijos. Te será, pues, como una
señal en tu mano y por frontales delante de tus ojos, ya que Jehová
nos sacó de Egipto con mano fuerte. (Éxodo 13:15-16).
Un
primogénito podía ser redimido por cinco piezas de plata (Números
18:16) o por un levita ofrecido para servir en el templo (Números
3:31).
De
tal forma que las primicias en el Monte de Sion, fueron de hecho los
primogénitos.
Pero
vosotros os habéis acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios
vivo, a la Jerusalén celestial, y a la compañía de muchos millares
de ángeles, y a la asamblea y a la iglesia de los primogénitos que
están inscritos en los cielos, y a Dios el Juez de todos, y a los
espíritus de los justos hechos perfectos (Hebreos 12:22-23)
Los
primogénitos fueron “redimidos” y con tu sangre nos has
redimido para Dios, de todo blinaje, y lengua, y pueblo y nación
(Apocalipsis 5:9) y nos has hecho para nuestro Dios reyes y
sacerdotes,
En
otras palabras, los 144,000 en el Monte Sión son una ofrenda en
primicia de los primogénitos del pueblo, es decir, Israel que ha
sido redimido. No son un grupo aparte en atributos de la multitud
descrita más adelante con las ropas blancas del sumo sacerdote en su
representación del Señor, sino una ofrenda especial, un grupo
especial selecto para cumplir una misión.
Los
144,000 están marcados en la frente con el Nombre del Cordero y el
Nombre de su Padre, en otras palabras, llevan el Nombre divino en sus
frentes al igual que los sumos sacerdotes. Fueron sellados con el
sello del Dios vivo (7.2), que fue el sello grabado con el nombre y
usado por el sumo sacerdote (Éxodo 28.36). Esta era una cruz
diagonal que se convirtió en la marca del bautismo cristiano. La
multitud en Sión son los primeros resucitados del reino del
milenio (Apocalipsis 20.4-5).
El
Cordero triunfante en el Monte de Sion aparece también en 2 Esdras,
un texto de origen judío y conocido por los primeros
cristianos. En los capítulos 2, 11 al 13, encontramos ideas
muy similares, tales como la de una gran multitud que se reune para
atacar al Cordero, luego como éste se revela como el Hijo del Hombre
y reúne a una multitud pacífica, que más adelante se describen
como las 10 tribus perdidas de la casa de Israel. Más adelante esta
multitud es coronada y recibe palmas, mientras mudan su ropa mortal.
“Huid
de la sombra de este siglo, recibid la alegría de vuestra gloria;
doy testimonio abiertamente de mi Salvador. Recibid el don del Señor
y alegraos dando gracias a aquel que os ha llamado a un reino
celeste. Levantaos, erguíos y ved el número de aquellos que están
marcados para el banquete del Señor.. Aquellos que se han salido de
la sombra de los siglos, recibirán del Señor espléndidas túnicas.
Sión, recibe todos tus bienes, encierra a tus hijos vestidos de
blanco que ha cumplido la ley del Señor. El número de tus hijos que
deseabas está completo; ruega al Señor que santifique a tu pueblo
que ha sido llamado desde el origen. Yo, Esdras, vi en la montaña de
Sión una gran muchedumbre que no pude contar, y todos alababan al
Señor con sus cánticos. En medio de ellos había un joven de gran
estatura, mayor que todos, que colocaba coronas en las cabezas de
cada uno de ellos y se elevaba aún más; yo estaba sobrecogido por
esta maravilla. Entonces interrogué al ángel y le dije: ¿Quiénes
son éstos, Señor?. Este me respondió: Son aquellos que han
depositado las vestiduras mortales y que han recibido las vestiduras
inmortales: que han confesado el nombre de Dios; ahora, están
coronados y reciben palmas.. Proseguí: ¿Quién es este hombre que
los corona y les da palmas en sus manos? Él (ángel) me respondió:
Es el hijo de Dios al que han confesado en el siglo. Entonces comencé
a glorificar a aquellos que habían aguantado animosamente por el
nombre del Señor.” (2 Esdras 36-47)
Los
144,000 “no se han contaminado con mujeres”. Ya que el contexto
de la visión es la guerra, cuando el Cordero y sus huestes en Sión
guerrean contra el dragón y la bestia, la pureza es un signo de
preparación para la guerra santa. Los guerreros tenían que
abstenerse de toda impureza (Deuteronomio 23:9-10) y esto incluía
actos sexuales. (Esta prohibición es una parte importante de la
historia de David y Betsabé. Aunque a su esposo Urías se leda la
autorización para ir a casa, después de la batalla, este se niega,
ya que estaba bajo purificación (2 Samuel 11.11).) Ideas similares,
encontramos en El Rollo de Guerra de Qumran:
“Ningún
hombre bajará a la batalla siendo impuro debido a sus emisiones”(1QM
VII).
Los
144,000 también fueron impecables, literalmente 'sin mancha,
físicamente perfectos, otra indicación de que eran sacerdotes, ya
que uno de los requisitos para el sacerdocio era la perfección
física. (Levítico 21.18-23).
Estos
guerreros sacerdotes siguen al Cordero donde quiera que vaya,
un motivo familiar de los Evangelios, donde a menudo se asocia con el
sufrimiento y martirio, por ejemplo, Marcos 8.34, Juan 8.12: o Juan
13.36:
'Y
en su boca no se encontró ninguna mentira' (Apocalipsis 14.5)
Podría
ser una referencia para el Siervo "no había engaño en su boca"
(Isaías 53.9), o a la visión de Sofonías del pueblo del SEÑOR en
los últimos días:
El
remanente de Israel no cometerá iniquidad ni dirá mentira, ni en
boca de ellos se hallará lengua engañosa, porque ellos serán
apacentados y reposarán, y no habrá quien los espante
"(Sofonías 3.13).
Un
contraste con Satanás y sus seguidores, ya que él es el Padre de
las mentiras.
Los
144,000 en Apocalipsis 14.1-5 son entonces los guerreros
celestiales del Cordero, el ejército del cielo vestidos de lino fino
que luego lo seguirán desde el cielo cuando cabalga contra la Bestia
(19:14). Son las huestes del SEÑOR de los ejércitos, el ejército
celestial descrito en el Rollo de la Guerra que luchará desde el
cielo" (1QM XI)
Esta
imagen fue la que inspiró la resistencia en Jesuralén en el año
70, cuando pensaban que el Mesías aparecería con este ejército y
los libraría de Roma. Por lo menos esta era la idea que tenía Juan
de Gischala, el líder zelote en Jerusalén. El Señor no protegió
entonces a quienes lo habían rechazado.
La
gran multitud.
Cuando
Juan el Bautista vio venir a muchos fariseos y saduceos para recibir
el bautismo, dijo: '¿Quién os advirtió que huyeseis de la ira
venidera?' (Mateo 3.7). Cuando Pedro habló a la multitud de
peregrinos en Jerusalén el día de Pentecostés y les mostró que
los eventos del tiempo del fin había comenzado, preguntaron,
'Hermanos, ¿qué haremos?' (Hechos 2. 37). Juan el Bautista y Pedro
ambos ofrecieron la misma protección: el bautismo. Los redimidos de
esta visión son los bautizados que han sido protegidos de la ira
inminente. La multitud con túnicas blancas son tanto los gentiles
cristianos, como los miles de Israel que aceptaron la invitación de
Juan y otros antes que él que se habían preparado para los últimos
tiempos.
De
esta forma, aunque encontramos cuatro grupos distintos, al final,
todos son partícipes del don celestial, todos reciben las mismas
bendiciones y llevan el nombre de su Dios en sus frentes, porque la
exaltación es ofrecida finalmente a todos los hijos de Dios.
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